El narrador representa una pieza clave en el desarrollo y la trama de los libros. Aunque el autor escribe la obra, no necesariamente debe ser este quien narre la historia, ya que esta es la labor del personaje que transmite y cuenta el relato a los lectores.
El narrador puede o no ser parte de la trama del libro y participar en este, como también puede contar la historia desde una perspectiva especial y más privilegiada, según el nivel de importancia de la información que este posea.
La persona verbal es el aspecto que nos ayuda a diferenciar si existe un narrador y de qué tipo es. Por otro lado, cabe la posibilidad de contar con uno o más narradores dentro de una historia, pero antes de optar por esta alternativa debe evaluarse la certeza de dominar la presencia de cada uno dentro del relato. Pueden existir diferentes tipos de narradores, que aprenderemos a identificar más adelante.
Es necesario tener en cuenta las siguientes interrogantes: ¿el narrador forma parte de la acción en la historia o no participa en ella? ¿el narrador no participa en la historia, pero conoce cada detalle de esta? De este modo, será más sencillo identificar el tipo de narrador que necesitas en tu libro.
En primera persona
Generalmente, este tipo de narrador suele ser el protagonista del relato, aunque no debe serlo de modo obligatorio. Sin duda, este le da un toque de realismo a la historia, especialmente al tener en cuenta el tipo de narración en primera persona que domine la obra y entre ellos destacan:
Monólogo interior
Con este tipo de narrador se destaca el pensamiento y la conciencia sin contar un relato. Con el monólogo interior puede ser un poco más complicado entender la esencia de la historia, ya que el narrador habla consigo mismo.
Se trata, en su mayoría, de las reflexiones del protagonista del relato con las que nos puede hacer sentir como intrusos dentro de su mente, al ofrecer un panorama tan cercano de sus pensamientos y monólogos internos.
Protagonista
En este caso es él quien asume el papel principal en el relato, para contarlo desde su perspectiva y en la mayoría de los casos el autor lo escoge para contar su propia historia.
El relator desde una perspectiva protagonista se maneja desde la subjetividad, debido a que involucra pensamientos y percepciones sensoriales sobre cada situación de la obra
Testigo
Cuenta una historia que conoce sin ser el protagonista de esta. Puede relatar cada detalle del relato porque fue testigo o está estrechamente relacionado con las diferentes situaciones del mismo.
En este orden de ideas, el narrador testigo bien puede representar un personaje secundario dentro de la historia e intervenir en las diferentes situaciones que conforman el desarrollo del libro, pero la acción principal de este recaerá en otro personaje, es decir, en el protagonista.
También es posible que este modo de narración no incluya un personaje con acciones dentro de la historia, manteniéndose el narrador al margen de las situaciones que conforman el relato y cumpliendo su objetivo a través de cartas o de las páginas de un diario.
El relator en primera persona puede distinguirse fácilmente porque explica cada retazo de la historia de primera mano y conoce lo que ocurre o está por ocurrir, ya que vive cada situación y drama propios del desarrollo de la obra. Cabe destacar que, si deseas comenzar a escribir una historia narrada en primera persona, el “yo” o el “nosotros” debe dominar la secuencia del relato.
En segunda persona
Este tipo de narración puede resultar un poco compleja, debido a que el autor en el desarrollo de la obra se enfoca en una segunda persona, dirigiéndose a un “tú” o “usted” que bien podría ser el lector. Este tipo de narrador no es muy común actualmente; sin embargo, puede estar presente en retazos de cartas o mensajes que puedan aparecer a lo largo del libro.
En tercera persona
En los casos cuyo narrador es una tercera persona, este se restringe de participar en las acciones que forman parte del desarrollo del libro. Antes de explicar los diferentes tipos de narrador en tercera persona, debemos destacar que son “él” o “ella” quienes deben dominar la secuencia de acciones dentro de la historia.
Equisciente o selectivo
Este modo de narración se desarrolla con una visión limitada de lo que ocurre con los personajes, excepto del protagonista. En este caso, el narrador conoce todo lo relacionado con este personaje y se centra en él.
Dado que tiene un conocimiento limitado sobre los pensamientos y sentimientos del resto de los personajes, el rol de este narrador se da desde una posición externa, pero con la ventaja de poseer información valiosa adicional que puede ofrecernos en el desarrollo del libro y que sería complicado plasmar desde una posición de narrador protagonista.
Omnisciente
Este narrador conoce cada detalle de la historia, desde su inicio hasta su desenlace; así como los pensamientos y sentimientos de cada personaje presentado en esta. Por eso, este modo de narración permite ahondar con mayor profundidad en la psicología del protagonista y los personajes que le acompañan.
Cuasi-omnisciente
Este tipo de narrador también es conocido como narrador objetivo o narrador observador. Está relacionado con las situaciones visibles, ya que puede contar solamente lo que ocurre en el medio físico y no lo relacionado con pensamientos, consciencia, el aspecto sensorial o emocional.
El narrador cuasi-omnisciente intenta no juzgar las accione de los personajes de la obra y desconoce lo que estos sienten o piensan, lo cual le limita para compartir información sobre estos aspectos con los lectores y le mantiene totalmente en un segundo plano. En las historias narradas de forma cuasi-omnisciente, como autor debes permitir que los diálogos se den de la forma más libre y abierta posible, debido a que estos son los que le darán al lector la información que necesita para entender la secuencia de la obra.
Definitivamente, el narrador es realmente imprescindible para la escritura y desarrollo de los libros. No cabe duda, si tienes una excelente historia que contar deberás tener un narrador que la transmita a los lectores.